Toda situación de aprendizaje conlleva, inevitablemente, un producto final que puede tener una incidencia en uno o varios contextos, bien sea a nivel personal, social, educativo o profesional, este último, sobre todo, en niveles educativos superiores. Además, el diseño de una situación de aprendizaje supone una reflexión sobre la metodología y la evaluación del alumnado.
En lo que respecta a la evaluación del alumno se debe considerar que una cosa es evaluar y otra distinta es calificar. La evaluación es el proceso de recogida de información, análisis de los resultados y toma de decisiones formando parte de la propia acción educativa, mientras que la calificación es una consecuencia de la evaluación que supone la emisión de un juicio de valor, preferentemente, cualitativo en las etapas de la Educación Infantil, Educación Primaria y Educación Secundaria Obligatoria y cuantitativo en Bachillerato, aunque hay Administraciones educativas que tienen regulado, en las enseñanzas diferentes al bachillerato, que el profesorado, junto con la calificación cualitativa en términos de insuficiente, suficiente, bien, notable y sobresaliente, debe emitir una calificación cuantitativa, con carácter informativo, para las familias.
En cualquier caso, en lo que no existe duda es que la calificación se realiza sobre los referentes curriculares que son los criterios de evaluación que concretan las competencias específicas para cada área, materia o ámbito del currículo oficial y no sobre cualquier otro elemento del currículo como podrían ser los saberes básicos, ni mucho menos sobre conductas y aprendizajes no vinculados a los criterios de evaluación y a las competencias específicas.
Este hecho supone que, aunque lo deseable es que el producto final de una situación de aprendizaje sea siempre calificable conforme a los referentes curriculares, pueden darse circunstancias en las que esto no siempre suceda así porque los criterios de evaluación y competencias específicas asociadas a esta no se adecuen al producto final propuesto en el diseño de la situación de aprendizaje.
No quiere esto decir que no se vaya a evaluar ni a calificar en esa situación de aprendizaje, sino que la recogida de información sobre la adquisición de los aprendizajes vinculados a los criterios de evaluación se realiza durante el proceso de desarrollo de la propia situación de aprendizaje y no sobre su producto final.
Por ejemplo, pongamos el caso de que nos encontramos en el 2.º ciclo del área de Lengua Castellana y Literatura donde hemos diseñado la siguiente situación de aprendizaje: Organizar un certamen de lectura compartida del libro “La historia de nuestro pueblo contada a niños y niñas” para leerlo en el acto de conmemoración del Día del Libro (23 de abril) que se celebra en el colegio con la asistencia de representantes del centro de mayores de la localidad.
En esa situación de aprendizaje, nos basamos en los elementos curriculares establecidos en el Anexo II del Real Decreto 157/2022, de 1 de marzo, por el que se establecen la ordenación y las enseñanzas mínimas de la Educación Primaria, y se van a tratar saberes básicos referidos al bloque «B. Comunicación», en concreto, contenidos de «3. Procesos» de interacción y comprensión oral y saberes básicos del bloque «C. Educación literaria», en concreto, el contenido de lectura acompañada de obras o fragmentos variados y diversos de la literatura infantil, adecuados a sus intereses y organizados en itinerarios lectores.
Para su evaluación nos vamos centrar en las competencias específicas n.º 3 y 4 que consisten en: 3. Producir textos orales y multimodales, con coherencia, claridad y registro adecuados, para expresar ideas, sentimientos y conceptos; construir conocimiento; establecer vínculos personales; y participar con autonomía y una actitud cooperativa y empática en interacciones orales variadas y 4. Comprender e interpretar textos escritos y multimodales, reconociendo el sentido global, las ideas principales y la información explícita e implícita, y realizando con ayuda reflexiones elementales sobre aspectos formales y de contenido, para adquirir y construir conocimiento y para responder a necesidades e intereses comunicativos diversos, asociando, para la calificación, los criterios de evaluación 3.2 Participar en interacciones orales espontáneas o regladas, incorporando estrategias básicas de escucha activa y cortesía lingüísticay el 4.1 Comprender el sentido global y la información relevante de textos sencillos, escritos y multimodales, realizando inferencias a partir de estrategias básicas de comprensión antes, durante y después de la lectura y en los que contribuiremos al tratamiento de los descriptores operativos del Perfil de salida CCL3. Localiza, selecciona y contrasta, con el debido acompañamiento, información sencilla procedente de dos o más fuentes, evaluando su fiabilidad y utilidad en función de los objetivos de lectura, y la integra y transforma en conocimiento para comunicarla adoptando un punto de vista creativo, crítico y personal a la par que respetuoso con la propiedad intelectual y STEM1. Utiliza, de manera guiada, algunos métodos inductivos y deductivos propios del razonamiento matemático en situaciones conocidas, y selecciona y emplea algunas estrategias para resolver problemas reflexionando sobre las soluciones obtenidas.
Como se observa, el producto final de la situación de aprendizaje es la organización de un certamen literario que supondrá, hasta llegar ahí, la concreción de una serie de actividades de aprendizaje y ejercicios en los cuales el docente recogerá información sobre los aprendizajes adquiridos en referencia a los criterios de evaluación 3.1 y 4.1, no estando contemplado ese producto final en ninguno de los referidos criterios de evaluación.
En este ejemplo simplificado, pues la realidad requeriría de un tratamiento más global, se observa que el producto final (organizar un certamen de lectura) no es objeto de calificación. Ahora bien, no quiere decir esto que en este ejemplo no se pueda asociar el producto final a ninguno de los criterios de evaluación curriculares, sino que se podría dar esa circunstancia, como hemos comprobado, y estaría ajustado a la normativa vigente porque, al final, de lo que se trata es que al concluir el 2.º ciclo de la Educación Primaria, el maestro haya obtenido evidencias de la adquisición de los aprendizajes identificados en todos los criterios de evaluación y en las competencias específicas vinculadas a estos.
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