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Después de la oposición

31 de julio de 2024

Una vez que termina la oposición, cada aspirante tiene que pasar su proceso de digestión que será diferente según si el resultado obtenido se asemeja al objetivo inicial propuesto. Así pues, las circunstancias son variadas y de ahí que la narración de cada opositor sea distinta. No obstante, a pesar de ser un proceso individual, podemos extraer algunas conclusiones comunes:

Cuando se consigue pasar a la fase de prácticas, lo que solemos denominar «sacar la plaza», el impacto emocional es tan fuerte que requiere su tiempo de adaptación. Incluso hay opositores que durante las semanas siguientes tienen un bajón físico que los lleva a enfermar y padecer insomnio, entre otras manifestaciones corporales que son diferentes según cada uno.

Al margen de esta respuesta psicofísica, todo está condicionado por saber en qué centro va a tocar realizar la fase de prácticas, estar pendiente de toda la documentación que haya que entregar y afrontar la fase más sencilla de toda la oposición de la mejor forma posible, aunque hay aspirantes que siguen manteniendo un estado de cierta tensión por aquello de pensar «¿Y si ahora la cago?».

Lo cierto es que esto obedece más a la imaginación que a la realidad, pues casi la totalidad de los aspirantes que consiguen llegar a esta fase, la terminan superando y solo, en circunstancias excepcionales, no se obtiene la aptitud. Para ello, lo más recomendable es que cuando se inicie el curso escolar 2024-2025, detenerse en leer muy bien la parte referida a esta fase en la convocatoria de oposición y tener siempre muy presente los criterios de valoración que se te van a aplicar.

Cuando se consigue aprobar la oposición, pero no se obtiene la plaza, la situación varía según sea un aspirante que tenía opciones de sacar plaza y no lo ha conseguido o un aspirante que, realmente no tenía opciones de sacar la plaza por la nula o escasa experiencia docente previa.

En el primer caso, la primera sensación suele ser de frustración casi similar a suspender la oposición. No es la primera vez que este aspirante ha pasado por aquí y de ahí que la sensación sea de tener que volver a opositar y, en muchos casos, de pasar por la cabeza aquello de arrojar la toalla.

Este proceso lleva más tiempo y cada uno tiene que dárselo. Lo mejor es intentar desconectar y para ello la familia y los amigos son la mejor medicina. Pasar tiempo con aquellos a los que tanto se les ha quitado en los últimos meses, es uno de los principales medios para resetear y volver con más ganas. Empezar ya a plantearse que hay que ponerse a estudiar, mejorar la formación académica o cualquier otra decisión que lo que pretende es seguir activo, es lo menos recomendable, salvo que en el horizonte próximo esté prevista una nueva oposición en menos de un año.

Como he descrito antes, este proceso de digestión requiere su tiempo y lo menos recomendable es plantearse ya unos objetivos que, por otro lado, no existe certeza absoluta que puedan servir para la próxima oposición, pues el futuro sobre el sistema de oposiciones es incierto, a día de hoy, como ya hemos contado en otros artículos de este blog.

En el segundo caso, las sensaciones son totalmente distintas porque el objetivo inmediato es saber cuándo se va a poder optar a coger una vacante de plantilla o de sustitución que permita incorporarse a un centro escolar como funcionario interino. Incluso, hay casos que esa incorporación será en septiembre con lo que el nivel de expectativa y de inseguridad aumenta. En estos casos, lo recomendable es ir poco a poco y no invertir todo el mes de agosto en estar dándole vueltas a la cabeza de qué se va a hacer con los alumnos cuando se inicien las clases, en cómo va a ser la adaptación como docente o qué papeleo hay que realizar de cara a la Administración educativa, entre otros.

Cuando no se aprueba la oposición después de haber hecho todo lo posible. Esta es la peor situación de todas porque no se encuentra consuelo inmediato cuando se ha dedicado tanto esfuerzo físico, mental y económico en la preparación de la oposición y no se encuentra una explicación objetiva de qué habrá podido pasar cuando las sensaciones, encima de todo, fueron buenas.

Lo normal es que surja un primer sentimiento de rabia contra el propio sistema de oposición y contra el tribunal, rabia que va a más cuando coincide con otros aspirantes que, probablemente, tienen un nivel de competencia docente inferior al nuestro y se comprueba que han conseguido aprobar la oposición e incluso pasar a la fase de prácticas.

Sin duda, esta situación es la peor de todas y para mí es similar a atravesar una fase de duelo, con las evidentes diferencias existentes entre lo que es el fallecimiento de un ser querido y la frustración por no haber conseguido, si quiera, aprobar la primera prueba de la oposición.

Este proceso de digestión no sucede de forma automática, sino que requiere su tiempo, el cual es diferente según la persona. Por eso hay que evitar acelerar los tiempos y, llegado el caso, buscar ayuda en profesionales que te ayuden a recuperarte psicológicamente del mazazo sufrido. La primera condición para poder afrontar, en un futuro, otra oposición es estar bien y ello incluye la salud mental.

De esto hay una evidencia: superado este proceso de digestión se conseguirá un crecimiento emocional que te acompañará a lo largo de toda la vida, pero este requiere de un proceso íntimo de narración, reflexión e interpretación de lo sucedido que no va a empezar, generalmente, hasta pasados dos meses desde la finalización de la oposición. De ahí la importancia de acudir a los profesionales sanitarios que nos ayudarán en este proceso personal de recuperación.

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