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La fase de prácticas: claves para superarla con éxito

21 de julio de 2025

Has pasado por todo el proceso: temario, supuesto, programación, unidad, méritos... y por fin has logrado lo más difícil: ser seleccionado. Ahora llega el último paso del procedimiento selectivo: la fase de prácticas.

Es, probablemente, la fase a la que menos atención se presta al leer la convocatoria. Pero conviene no olvidarlo: solo quienes han sido seleccionados llegarán a ella, y precisamente por eso debe afrontarse con la seriedad y la responsabilidad que merece.

1. Primero: vuelve a la convocatoria

La recomendación más importante al comenzar esta fase es muy sencilla: lee de nuevo la convocatoria. En ella se detalla lo esencial: tareas administrativas, plazos de realización, posibles situaciones excepcionales, criterios de evaluación… Conviene tenerla a mano en todo momento.

Si tienes una situación personal que pueda interferir en el desarrollo de la fase (por ejemplo, por salud, cuidado de hijos o cuestiones laborales), es imprescindible anticiparse y consultar los procedimientos para solicitar un aplazamiento.

En el caso de las mujeres embarazadas, especialmente si el permiso de maternidad coincide con la fase de prácticas, hay que informarse bien sobre cómo actuar. Las Administraciones educativas contemplan este tipo de situaciones y garantizan que no habrá perjuicio alguno para la aspirante. Pero, una vez más, es importante informarse con antelación.

2. ¿En qué consiste esta fase?

Aunque puede variar ligeramente entre comunidades autónomas, en general, la fase de prácticas se compone de dos partes:

  • Una formación obligatoria, que suele implicar una carga de trabajo adicional.
  • Una valoración del desempeño docente, con criterios o indicadores definidos en la propia convocatoria.

Revisar esos criterios de evaluación antes de comenzar es fundamental. Por ejemplo, si uno de los indicadores es la participación activa en los órganos de coordinación didáctica del centro, conviene asegurarse de que esa participación quede registrada, por ejemplo, en las actas de las reuniones.

3. ¿Quién te evaluará?

En algunas comunidades es el Inspector o Inspectora de referencia quien se encarga de la supervisión y valoración. En otras, se constituye una comisión específica, bien a nivel de centro, provincial o autonómico. La propia convocatoria lo especifica, y también es habitual que la Administración educativa habilite un espacio en su web con instrucciones, formularios y plazos.

4. ¿Hay que entregar una memoria?

En muchos casos sí, aunque no siempre. Si se exige una memoria o informe final, debes saber que debe ser de elaboración personal. No compartas tu memoria con otros aspirantes. Un posible caso de copia puede suponer la anulación de la fase para ambos implicados.

5. El reconocimiento médico

Suele incluirse también un reconocimiento médico de aptitud, que no es más que un trámite sencillo. No hay de qué preocuparse: se trata simplemente de verificar que no existen impedimentos físicos o psíquicos para ejercer la docencia.

Aunque suele considerarse la fase más asequible del proceso, no es un mero trámite. Hay plazos que cumplir, formación que completar y criterios de evaluación que superar. En la mayoría de convocatorias existe la posibilidad de repetir la fase si se obtiene un “no apto”, pero eso solo ocurre en casos excepcionales. Lo mejor es hacer las cosas bien desde el principio. Si has llegado hasta aquí, enhorabuena. Ahora es momento de consolidar todo lo aprendido, demostrar tu compromiso con la profesión y cerrar el proceso con éxito. Hazlo con atención, responsabilidad y serenidad. Estás a un paso de ser funcionario o funcionaria de carrera. No lo pierdas de vista.

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